Esta historia es sobre una idea radical para mejorar los medios de vida de los productores y la conservación en una de las regiones más biodiversas de la Amazonía peruana, todo a través de un simple grano de café.


En 2014, pasé 10 días recorriendo a pie la cuenca del río Mapacho, uno de los lugares con mayor biodiversidad en la Tierra, ubicado en la vertiente oriental andina (selva alta). Caminé por senderos sombreados por un denso dosel arbóreo, atravesé ríos y dormí en refugios diseñados para secar hojas de coca. Por ese entonces lideraba un equipo de investigación que recopilaba datos sobre las formas de vida de los agricultores indígenas quechuas. Sin embargo, poco después de mi partida, ocurrió algo que devastó a las comunidades. Regresé en 2020 y para encontré hogares abandonados, mayor pobreza e historias de una enfermedad que fue el origen de todo.

"Antes de la enfermedad, cosechábamos 80 sacos de café, ahora cosechamos apenas 10 o tal vez 12 sacos al año. Niveles tan bajos que no cubren siquiera los costos de producción. No podemos pagar la educación de nuestros hijos, lo que por supuesto los excluye del sistema educativo. Hemos perdido mucho debido a esta enfermedad", señala Alejandra Mamani, habitante del valle de Lacco al describir la difícil situación en Mapacho, tras la roya amarilla del café.

La situación era tan grave que algunos expertos se interesaron por los agricultores de café y su cultivo. Julio Nina, un agrónomo experto en manejo de enfermedades de plantas, fue uno de ellos. En 2020, decidió que trabajar en Mapacho era el uso más valioso de su tiempo. "Manejar la roya en un área tan remota es difícil, no se pueden usar insumos externos", señala al referirse a fertilizantes, herbicidas y otros insumos similares. "Tuvimos que utilizar recursos locales y aprovechar el ecosistema para tener éxito". Julio y la Cooperativa Agraria Orígenes del Valle de Lacco (CAOVL) han estado manejando efectivamente la enfermedad y duplicando la producción de los agricultores en tan solo tres años. El alto nivel de biodiversidad y la salud del ecosistema han sido fundamentales para su éxito. También han obtenido algo inesperado: un café con un sabor increíble.

Julio y los agricultores creen que este café tiene una gran demanda porque procede de un bosque tropical saludable, donde el suelo rebosa de vida y el follaje vibra con el sonido de aves, insectos y monos. Si logran demostrar que el mejor café es oriundo de los ecosistemas más saludables y biodiversos, CAOVL puede alterar de manera disruptiva el rumbo del sector del café de alta calidad. En consecuencia, los compradores, tostadores y productores se verían obligados a priorizar la conservación de la biodiversidad, incluso sin proponérselo. Los expertos argumentan que esta estrategia tiene sus limitaciones, pero todos coinciden en que el café de Mapacho es de especialidad.

Julio Nina (con la tablet en mano) en reunión de coordinación con agricultores .

A medida que el café se vuelve más rentable en Mapacho, debe enfrentar la realidad de que el aumento de la producción puede convertirse en una amenaza para la extensa variedad de vida silvestre y plantas de la región. "Uno de nuestros objetivos principales era que los agricultores obtuvieran suficientes ingresos para quedarse en sus tierras y seguir viviendo dentro del ecosistema", dice Julio. "Lo logramos. Ahora, debemos asegurarnos de que el ecosistema permanezca intacto".

Los expertos entrevistados para este reportaje están de acuerdo en que la clave para conservar ecosistemas críticos es garantizar que las poblaciones indígenas permanezcan en sus tierras. A nivel mundial, los territorios de los pueblos indígenas contienen el 80% de la biodiversidad terrestre del mundo, protegiéndolos de industrias extractivas como la tala y la minería. Hauke Hoops, investigador de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, una institución enfocada en la conservación de la región, indica: "Los agricultores indígenas son los principales actores en la conservación de esta biosfera, son una parte vital del ecosistema". Las comunidades de la cuenca del Mapacho han experimentado un importante descenso en su población. Según los datos del censo nacional de 2017, la población de las zonas rurales disminuyó 29%, mientras que la población urbana aumentó 73%. Garantizar que los agricultores tengan la oportunidad de ganarse la vida con sus tierras y seguir protegiendo la biodiversidad es una prioridad para la CAOVL; sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos.

Existe la amenaza de que agricultores como Alejandra Mamani ganen más dinero y luego decidan intensificar su producción, lo que pondría en peligro la biodiversidad de la zona. La CAOVL está comprometida con la conservación de su ecosistema y creen que las características únicas de su café no solo beneficiarán económicamente a las comunidades, sino que también serán el catalizador para implementar y mantener prácticas de conservación.

Revelando la joya escondida

Para las generaciones anteriores, la producción de café en Mapacho era apenas lo suficientemente rentable como para mantener a los productores en sus tierras. Agricultores del pueblo indígena Quechua como Gerónima Olave sufrían injusticias debido a que ellos se sentían aislados. "Llevábamos nuestro café en mulas hasta la carretera, donde un comprador nos esperaba", cuenta ella. "El comprador inspeccionaba nuestro café y nos decía que era de muy baja calidad por lo que solo pagaría una fracción del precio. No nos dejaba opción, teníamos que vender".

Gerónima y su hermana Geralda no tenían dimensión de la calidad de su café, ya que nunca había sido catado.

Las hermanas olave. ahora que el café que cultivan es más conocido confían en progresar económicamente.

Sin embargo, en 2021, basados en la intuición de que había algo especial en los granos de Mapacho, Julio y su equipo enviaron muestras de café para que fueran evaluadas por Q graders, los encargados de calificar el café en dos dimensiones: primero evalúan las características físicas y luego se prueba el café para establecer sus características sensoriales o de sabor. Cualquier puntaje superior a 80 se considera café de especialidad, y cualquier puntaje cercano a 90 se consideraría uno de los mejores cafés del mundo. Contra lo que pensaban los agricultores, el café de CAOVL obtuvo puntuaciones entre los 80 y 86 puntos. Un logro increíble para los agricultores, quienes no sabían siquiera que su café era de especialidad.

Un ecosistema selvático único en el mundo

Mapacho se encuentra en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Manu (en las provincias de Manu, en el departamento de Madre de Dios, y Paucartambo y Calca, en el departamento de Cusco), hogar de más especies de reptiles y anfibios que en cualquier otra parte del mundo. La National Geographic Society ha clasificado la ladera oriental de los Andes peruanos como la región más biodiversa de la Tierra. El alto nivel de diversidad de plantas y vida silvestre se debe al paisaje montañoso tropical. La elevación varía desde los 200 hasta los 4.200 m.s.n.m., lo cual propicia diversos microclimas y ecosistemas de nicho donde prosperan especies únicas. Para Hauke y otros conservacionistas, la protección de esta singular región es primordial.

Durante generaciones, los agricultores de Mapacho vivieron aislados del resto del mundo y en armonía con el bosque, sin saber que el café que cultivaban tenía el potencial de ser uno de los mejores del país. "No teníamos el conocimiento ni los recursos con los que cuentan los agricultores en Colombia o Costa Rica", afirma Leonardo Machaca, presidente de la cooperativa. "Fue sorprendente que nuestro café obtuviera tan altas calificaciones", agrega.

A medida que la cooperativa se centró en mejorar sus prácticas agrícolas, las calificaciones promedio han aumentado 1.5 puntos durante los últimos dos años, de acuerdo al presidente de CAOVL, un logro impresionante. Algo que realmente llamó la atención de los Q graders fueron las características sensoriales. "A los expertos les encantan los perfiles de sabores del café", dice Julio. "No soy experto, pero seguimos recibiendo comentarios muy positivos".

El primer año en que CAOVL puso a la venta su café, uno de los mayores importadores de café de especialidad de América del Norte, Royal Coffee, compró la mayor parte del cultivo de los agricultores y lo etiquetó dentro de su línea de café premium "Joyas de la Corona". "La salud de nuestro bosque tropical y su biodiversidad son la razón por la que nuestro café es tan bueno", dice Eloy Huillca, uno de los agricultores más activos de CAOVL. "Creemos que podemos ganar la taza de oro, o el premio al mejor café de Perú".

Lo irónico es que el mismo aislamiento que permitió a los compradores explotar a Gerónima y a los agricultores vecinos, generó las condiciones necesarias para producir una taza de café de excelente calidad. La investigación del Fondo Mundial para la Naturaleza señala que el alto nivel de biodiversidad se debe en parte al aislamiento y la inaccesibilidad de la región de Mapacho. "No tenemos acceso a una carretera. Solo se traen los artículos más necesarios como el azúcar, sal y arroz. Todo lo demás lo producimos nosotros mismos", señala Francisca Puma, socia activa de CAOVL.

Como resultado, las comunidades en Mapacho tuvieron que trabajar con el bosque, no contra él. Se cultivan varios tipos de frutas, verduras y tubérculos en un método de agroforestería natural que se beneficia de procesos ecológicos fundamentales del ecosistema. Cualquier forma de monocultivo occidental agotaría rápidamente la fertilidad del suelo. Eloy Huillca es un productor joven y uno de los miembros fundadores de CAOVL. El comenta, "Aquí las cosas son diferentes, no talamos ni quemamos la selva para cultivar café", dice Eloy. "Cuando quemas, observas miles de ciempiés muertos en el suelo. No podemos permitirnos perder estos insectos porque descomponen madera y hojas densas, lo cual mejora enormemente la fertilidad del suelo. El suelo es nuestro activo más importante".

Eloy está convencido de que la calidad tan alta del café de su pueblo se debe a estas prácticas: "La biodiversidad es clave para nuestro café, tenemos una diversidad de polinizadores y plantas. Diferentes polinizadores visitan diferentes plantas y todos los sabores de la selva le dan a nuestro café características y complejidad que solo se pueden encontrar en áreas de alta biodiversidad".

No obstante, algunos expertos en el negocio del café de especialidad argumentan que la conexión entre la biodiversidad y la calidad del café de especialidad puede tener sus limitaciones.

Suarin Nanavati ha estado trabajando en el sector desde 2009 y fundó Ethos Agriculture, una institución que diseña programas de sostenibilidad para la industria del café, comunidades, cooperativas, donantes y compradores. Él está de acuerdo con que la salud de un ecosistema tiene un impacto directo en la calidad del café y apoya la misión de la cooperativa de café en Mapacho, pero también reconoce el desafío de basar todo en las calificaciones de puntaje de los Q graders. Los puntajes de café y las personas que califican son volubles, y las características de sabor que obtienen altas puntuaciones varían, lo cual podría no reflejar las interacciones biológicas entre las comunidades en áreas de alta biodiversidad, como los polinizadores o los ciempiés que descomponen la madera.

Saurin también menciona que los puntajes tienen que ver con otros factores: "Los puntajes de café están dominados por agricultores grandes, con recursos, altos niveles de educación y que utilizan prácticas modernas y consistentes de poscosecha". No está seguro de que Julio y la cooperativa puedan demostrar que el mejor café del mundo procede de los ecosistemas más saludables. Por ello, Saurin argumenta que el café de Mapacho debe considerarse el mejor del mundo por otras razones.

"Lo bueno del café de especialidad, según algunos de sus principios, es que la sostenibilidad ecológica está implícita. El café de especialidad es en realidad café sostenible y así debería verse", dice Saurin. "Deberíamos usar el café de especialidad para educar a los consumidores y compradores sobre la importancia de ser más responsables a nivel social y con el ambiente. Mapacho está compuesto por pequeños agricultores indígenas cuya identidad está directamente conectada con su tierra. Viven de la tierra y favorecen al ecosistema y la biodiversidad. Esta identidad y cultura promueven altos niveles de sostenibilidad comunitaria. Cuando bebes su café, estás contribuyendo a la identidad y el sustento de estos agricultores, ayudándoles a proteger un ecosistema increíblemente biodiverso”.

"Todo eso debería saber como el mejor café del mundo", agrega.

Pequeños productores trabajando en armonía con la selva

Los agricultores a pequeña escala como los que viven en Mapacho suelen ser los más sostenibles, mantienen la mayor biodiversidad y generalmente producen el mejor café debido a la difícil tarea que representa acarrear abonos industriales para los agricultores de la zona. En consecuencia, los productores deben utilizar la selva a su favor. Pablo Siles argumenta en su investigación que los agricultores de café a pequeña escala utilizan prácticas ecológicas de agroforestería para cultivar café.

Estos agricultores producen en armonía con su ecosistema; secuestran carbono, resguardan prácticas milenarias a través de la conservación de sus medios de vida de manera sostenible y generan nuevos conocimientos mientras protegen la biodiversidad y la salud de los ecosistemas. No son solo agricultores, son guardianes de la Amazonía.

Clara Céspedes es una agricultora, madre y miembro de CAOVL. Charlamos mientras nos sentamos en el suelo oscuro y suave de su finca de café. Ella me recuerda que los alimentos de mayor calidad y más ricos en nutrientes provienen de suelos orgánicos saludables. Una manzana cultivada en un monocultivo con fertilizantes y pesticidas químicos tiene una fracción de las vitaminas y nutrientes que una manzana orgánica cultivada en una finca biodiversa. CAOVL lleva esa idea al extremo. Sus miembros viven en uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo y dicen: "El mejor café del mundo saldrá de aquí". No se trata solo de granos, se trata de reconocer que los lugares que brindan hábitats para una increíble abundancia de vida también proporcionan productos de calidad superior. Pueden estar apenas descubriendo esta conexión, pero los agricultores de café en Mapacho están redefiniendo el valor de la selva, de lo que podríamos llamar servicios ecosistémicos.

Clara Céspedes y eloy, su esposo, supervisando su plantación. ellos quieren un futuro mejor para sus hijos.

Clara cree en su cooperativa y afirma: "Queremos que la cooperativa siga creciendo y que nos siga brindando oportunidades para aprender y mejorar nuestro café. Lo más importante es que creemos que nuestros hijos pueden tener un futuro mejor gracias al café. Quiero que ellos cuiden el ambiente".

“El rol de un campesino es ser guardián de la selva", dice.


Este artículo fue producido con el apoyo de Earth Journalism Network. Edición: Sam Schramski y Alberto Ñiquen Guerra